Gestalt es una palabra procedente del idioma alemán de difícil traducción al castellano, hace referencia a la forma o configuración. La forma o configuración de cualquier cosa está compuesta de una “figura” y un “fondo”. En lo cotidiano cualquier cosa que nos ocupa o preocupa en el momento presente, toma la concepción de forma, la cual una vez resuelta vuelve a ser fondo. Esta es idea central de la terapia Gestalt. Surge por los años 50. Sus precursores fueron Fritz y Laura Perls, aunque la primera sistematización de ideas de esta corriente terapéutica, la podemos encontrar en el libro “Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la personalidad humana” siendo Paul Goodman el encargado de transcribir estas ideas en 1951. La terapia Gestalt aunque de raíz psicoanalítica, nace de las disidencias con el psicoanálisis y la integración de influencias del existencialismo humanista, la fenomenología, las corrientes orientales y el teatro. Podemos señalar como antecedentes a: Freud, Goldstein, Moreno, Friedlander Buber, Zeigarnik, Heidegger, Husserl, Keirkegaard, Korzybski, Vaihinger, Tillich, Lewin y Reich. Aspectos fundamentales de la terapia Gestalt: El terapeuta gestáltico tiene la función de acompañar en el “darse cuenta”, respetando el ritmo de evolución de la persona en el proceso terapéutico. Es una terapia centrada en el aquí y ahora. La Terapia Gestalt difícilmente se ocupa del porque de los acontecimientos, de nuestras emociones… pone el énfasis en el como, cómo nos sentimos, cómo nos comportamos…Vivir en el aquí ahora, tratando de darnos cuenta de cómo lo hacemos. Hace hincapié en la continuidad y las interrupciones del contacto en la frontera entre el organismo y su entorno. Tiene una perspectiva holistica de la persona y no como ser dividido entre mente, emociones y cuerpo, confiando en la capacidad de autorregulación organísmica. El proceso terapéutico es redescubrir lo que cada persona es, sus necesidades y recursos para alcanzar la plenitud de ser nosotros/as mismos/as.